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Cristal de aumento

Ladrido

Jean-Honoré Fragonard. El columpio, 1767

Colección Wallace, Londres

No hace falta mirar con lupa esta pintura para darnos cuenta de que estamos frente a un triángulo amoroso.

 

Ella, centro de la composición, se columpia ayudada por su marido mientras el amante-voyeur, tendido sobre un lecho de rosas y bajo un cupido que pide discreción, la contempla en pleno vuelo.  El columpio de Fragonard siempre ha sido una pintura escandalosa. En su momento, por su erotismo desbordante y ahora por el simbolismo de la representación pasiva de la figura femenina. 

 

¿Si la pintura tuviera sonido que creéis que escucharíamos? Sin duda el ladrido de ese perrito (símbolo de la fidelidad) que aparece medio escondido entre las plantas y que intenta avisar en vano a su dueño de lo que ocurre en primer plano. ¡Y es que el marido no se entera de nada!