La Peregrina

La mítica perla que aparece en la pintura tiene casi cinco siglos de historia. Apareció en aguas de Panamá allá por 1560 y en 1597 la compró el rey Felipe II por lo que quedó incorporada al joyero de la Corona española. Durante siglos la utilizaron reyes y reinas  y se convirtió en un símbolo del poder real. Por eso no es de extrañar que el rey Felipe IV se la colgara de su sombrero en la boda de su hija María Teresa con Luis XIV de Francia, el Rey Sol.

Después de la invasión de Napoleón se pierde la pista de la joya y comienza la literatura y las leyendas en torno a ella.

La actriz Elizabeth Taylor, en este caso una reina de Hollywood, fue su última propietaria. En sus memorias, Elizabeth Taylor: My Love Affair with Jewellery, contó el susto que se llevó al creer que su perro se había comido la joya: “Abrí casualmente la boca del cachorro y dentro estaba la perla más perfecta del mundo”.