Ciudad soñada

Constant Nieuwenhuys . New Babylon, 1963. 

MACBA, Barcelona

¿Es posible soñar con otros mundos?

 

Esto fue lo que debió preguntarse en 1956 el artista y arquitecto Constant Nieuwenhuys (conocido simplemente como Constant) cuando comenzó a trabajar en una visionaria propuesta arquitectónica para la sociedad del futuro, proyecto al que dedicó más de 20 años de su vida. Constant abandonó la pintura en 1953 y desde entonces se dedicó a estudiar temas constructivos, urbanos y utópicos y se convirtió en socio fundador de los Situacionistas.

 

Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando las ciudades de toda Europa estaban siendo reconstruidas, Constant desarrolló una serie de prototipos para la ciudad utópica. Sostuvo que el funcionalismo racional y monótono utilizado entonces limitaría la vida libre y creativa y empezó a diseñar estructuras arquitectónicas prospectivas.

 

“New Babylon no se detiene en ninguna parte (porque la tierra es redonda); no conoce fronteras (porque ya no hay economías nacionales), ni colectividades (porque la humanidad es fluctuante). Cualquier lugar es accesible a cada uno y a todos. Todo el planeta se convierte en la casa de los habitantes de la tierra. Cada cual cambia de lugar cuando lo desea. La vida es un viaje sin fin a través de un mundo que se transforma con tanta rapidez que cada vez parece diferente”

 

La ciudad utópica que plantea está pensada para una sociedad de personas creativas liberadas del trabajo cotidiano atrofiante; una urbe construida para una nueva especie: el «Homo Ludens», un hombre lúdico para el que el acto de jugar es consustancial a la cultura humana, tal y como como desarrolló el historiador y filósofo Johan Huizinga.

 

Muchos otros artistas, arquitectos y escritores han soñado con otros mundos y ciudades imposibles: Lewis Carrol y su país escondido tras la madriguera de un conejo, Gabriel García Marquez con Macondo, “Era en verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto” o Utopía, una isla soñada por Tomás Moro donde no existe la propiedad privada, está prohibido permanecer ocioso pero también fatigarse con el trabajo. 

 

¿Cómo sería vuestra ciudad soñada?

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Wunderkammer