Amigos

Joseph Leempoels. Amitié, 1896

Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires

“La amistad va recorriendo la tierra como un heraldo que nos invita a la felicidad”

Epicuro

 

Mucho se ha escrito, y también tergiversado, sobre la figura y la obra de un filósofo vilipendiado a lo largo de la historia por la ortodoxia cristiana: Epicuro.

 

Fundó una escuela en Atenas en una casa rodeada por un jardín. Parece ser que no era un jardín decorativo sino más bien una especie de huerto, que se convirtió en el símbolo de la amistad: un sitio único donde desarrollar una vida comunitaria basada en crear lazos estrechos entre los que vivían allí. ¡Porque la compañía es fundamental para vivir bien!. En el Jardín se aceptaba además a cualquier persona, tanto ciudadanos libres como esclavos, hombres y mujeres.

 

La ausencia de alteraciones, que se conoce en griego como ataraxia, y la búsqueda del placer y el sosiego eran los  principios que imperaban en el jardín de Epicuro y su pequeño grupo de amigos. Parecen los mismos principios que Jef Leempoels, pintor belga con un estilo anacrónico al modo de los pintores primitivos flamencos, introduce en esta pintura titulada Amistad.

 

En ella aparecen dos amigos con las manos entrelazadas que nos miran sin miedo para confirmarnos su compromiso amistoso. Según el crítico de arte Gaston Schefer se dan la mano como “signo de una indisoluble comunión de sentimiento”.

 

No sabemos qué se oía en el Jardín de Epicuro, pero os proponemos que veáis el cuadro mientras suena esta canción de Enrique Morente con los versos de Miguel Hernandez a su gran amigo y compañerico del alma Ramón Sijé.

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Wunderkammer