Olafur Eliasson, Ice Watch, 2014
Place du Panthéon, París, 2015
Foto Martin Argyroglo
Desde hace unas semanas, diferentes asociaciones ecologistas están organizando acciones de guerrilla en diferentes museos de Europa que tienen como protagonistas icónicos cuadros de las pinacotecas.
¿Qué objetivo persiguen? Llamar la atención sobre la gravedad de la crisis climática y exigir que protejamos el planeta igual que el patrimonio. ¡En la era de las noticias virales e impactantes, los activistas han puesto el foco en el Arte!
El debate está abierto: por un lado las voces que critican la instrumentalización del arte para causas que “nada” tienen que ver con los museos y los que destacan que el arte puede ser una herramienta muy útil de sacudir conciencias.
¿Es una paradoja que nos preocupe el arte y su protección, pero que en cambio no nos importe el planeta donde precisamente se desarrolla ese arte?
El arte es inspirador y algunas imágenes pueden ser el germen de reflexiones sobre temas de actualidad relacionados con nuestro entorno: los refugiados climáticos, la desertización, la extinción de las especies o la destrucción de los océanos.
El poeta y filósofo Alberto Santamaría nos anima a plantearnos nuevas preguntas relacionadas con el arte, los museos y nuestro entorno: “necesitamos una relación distinta con el arte lo mismo que necesitamos una relación diferente con la naturaleza”.
